En primer lugar, hablaremos (o escribiré) sin caretas. Todos sabemos que en todas las congregaciones vamos a encontrar lo que genéricamente llamamos pecado: Infidelidades, resentimientos, avaricia, robo, fornicación, competencia, adulterio y demás. La humanidad de todo cristiano lucha por no caer en alguna de esas tentaciones.
Dicho esto, paso a comentar la
serie Greenleaf que se transmite por Netflix. Son cinco temporadas y no quisiera spolear nada y si a veces
se me escapa, perdón.
Algunos dicen que la serie
"El Reino" es una copia burda de esta serie. No estoy de acuerdo, por
lo menos no por ahora, no con solo la primera de sus temporadas de la argentina
¿Porqué? Porque Greanleef es la historia de una congregación de hombres y
mujeres con fallas, si bien se centra en la familia pastoral y sus pecados,
también se muestra las consecuencias de esas decisiones.
En una realidad totalmente norteamericana,
por cierto, no todas las iglesias se manejan como muestra la serie. Una iglesia
independiente, levantada por sus propios pastores, aparentemente no dependen ni
quieren depender de ninguna organización, aunque sí basan sus decisiones en una
junta de diáconos.
Allí se muestra la realidad
humana repartida en sus personajes, sus luchas por conservar los principios bíblicos,
sus caídas, sus peleas, sus celos, sus ambiciones. ¿Quién puede tirar la primera
piedra?
Si, es verdad, en los primeros
capítulos se muestra todo lo negativo de los supuestos "santos" y lo
positivo de los supuestos "mundanos" pero ahí está la clave del
desarrollo de esos personajes a lo largo de las distintas temporadas. Lo que un
guionista llamaría "el arco del personaje” que según los teóricos sería la transformación del punto de vista, de
opinión, de vida que sufre desde el comienzo hasta el final de la historia, los
estadíos por los que atraviesa y el crecimiento psicológico o emocional que
experimenta para llegar a ese cambio. Así que no los juzguen hasta llegar al
último capítulo de la temporada 5 y preparen varios pañuelitos porque no van a
poder contener las lágrimas.
No somos santos en el sentido
literal y de construcción social de la palabra, pero es justamente ese detalle
de ser humano que nos hace dependiente de un Dios Santo. Cristianos capaces de
reconocer sus pecados más graves, capaces de arrepentirse de ello hasta las
lágrimas, capaces de pedir perdón y perdonar.
Una frase que se repite a lo
largo de las temporadas es: “Trato de hacer lo correcto” y es ese camino de
aciertos y errores el que transitan durante todos los capítulos.
También, como en El Reino hay
un pastor dentro de esa familia que es abusador, contra el cual su sobrina
lucha para encarcelarlo y finalmente… no, mejor no les cuento el final de ese
personaje.
El disparador también, como en
El Reino, es una muerte, pero en este caso de un miembro de la familia
pastoral. Ahí la protagonista vuelve a reunirse con su familia y con su
congregación y comienzan a aparecer las diferentes situaciones conflictivas a
resolver, que van armando una trama que finalmente termina con un mensaje
esperanzador. La diferencia con la primera temporada de El Reino, es que
Greanleef predica, a mí entender da un mensaje, hay Biblia, hay algo de doctrina,
hay servicio social, hay drama y trama digna de seres humanos imperfectos pero
que buscan sinceramente la ayuda de Dios.
Esa transformación en sus
personajes principales es lo que muestra una iglesia verdadera. Esa ambición
por el poder que casi les hace perderlo todo, pero que al fin entienden la
enseñanza del sufrimiento, el poder verdadero de la confesión y el perdón, la
aplicación de la verdad como causa de la libertad y la realidad de las
corporaciones eclesiásticas usadas para el poder sin escrúpulos y nosotros (los
cristianos) sabemos que eso, no es iglesia.
En resumen, una serie para
mirar con ojos de seres humanos imperfectos y no de cristianos super santos,
para empatizar con algunos personajes y quizá hasta identificarnos con algunos,
porque generalmente hablamos del perdón a quienes predicamos pero a veces somos
más duros por tratarse de una familia dedicada al pastorado, como si eso, los
hiciera menos humanos.
Así que, ya anunciada la
segunda temporada de El Reino, la espero, porque quisiera encontrar ese arco de
personajes donde el amor de Dios le gana a la ambición y produce un verdadero
encuentro con El. Quizá nos de una sorpresa al final y haya cambios y
arrepentimientos para el bien común. Esperemos.
Dios es bueno, toooodooo el
tiempo.